Partes del violín: el alma

Material
El alma es una pieza cilíndrica de madera de picea (abeto) de un diámetro de unos 6 mm situada verticalmente sin adherir en el interior del violín.


Situación
El alma se encuentra cerca del pie derecho del puente (el correspondiente a la cuerda mi, la más fina), y sus extremos están en contacto con tapa y fondo de violín. Por ello en luthier talla los extremos de cada alma con la forma exacta del interior, para que se adapte por completo a la caja de resonancia.
En cuanto a la altura justa, se elige la menor posible para que se mantenga vertical sin la presión de las cuerdas del violín; después esta misma presión la asegura en su posición. 



Para introducirla dentro de la caja de resonancia se utiliza un utensilio denominado almero, que se introduce por una de las efes. El almero también sirve para moverla y reajustarla dentro de la caja.



Su posición dentro del violín es crítica, y moviéndola en cantidades muy pequeñas (de tan sólo 0,25 mm o menos) puede provocarse una gran diferencia en el sonido, en su cualidad y potencia.
El oído y la habilidad del luthier que realiza los ajustes son determinantes para conseguir el sonido deseado. Para lograrlo sigue parte de unas sencillas normas:
  • si el alma se mueve hacia el puente 
    • las frecuencias agudas ganan brillantez en detrimento de las graves
    • se gana en volumen y en nitidez de sonido
  • si se aleja del puente, se obtiene el efecto contrario:
    • sonido más dulce
    • timbre más oscuro
Función
Además de cumplir una función estructural (refuerza la tapa superior para poder soportar mejor la presión de las cuerdas sobre el puente), es un elemento esencial para definir el sonido de un violín puesto que transmite las vibraciones de la tapa superior a la posterior y afecta a los modos de vibración de éstas.

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