En los primeros tres años de vida se establece la relación especial que une a padres e hijos; el apego.
En todo el mundo, cuando los padres le hablan a sus hijos pequeños, ajustan sus voces para hacerlas más suaves, más rítmicas, en definitiva más musicales. La música pues fortalece este vínculo, y es un vehículo para el desarrollo integral del niño, ya que abarca las áreas cognitiva, social, emocional, afectiva, motora, y del lenguaje (el habla y más adelante la lectura y escritura).
Howard Gardner a partir de la teoría de las inteligencias múltiples afirma que los timbres de los sonidos, los patrones rítmicos estables y las melodías tonales generan estabilidad emocional. Los juegos de exploración auditiva crean conexiones neuronales que ayudan al desarrollo cognitivo. Experimentar con la música:
- Aumenta la capacidad de memoria, atención y concentración.
- Mejora la habilidad para resolver problemas matemáticos y de razonamiento complejos
- Ayuda a la expresión individual
- Establece relaciones de significado entre sonidos, palabras y realidad
- Fundamenta y establece los procesos de aprendizaje
- Desarrolla la interacción entre niños y entre niños y adultos
- Estimula la creatividad y la imaginación infantil
- Unida al movimiento, estimula los sentidos, el equilibrio, y el desarrollo muscular
- Establece fuertes asociaciones entre recuerdo y experiencia
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